En 1802 el emperador francés equipado con una enorme flota se dispone a invadir Haití, bajo el mando del general Víctor Emanuel Le Clerc, el marido de su hermana Pauline.
El plan era desarmar a los haitianos, deportar a Toussaint y restablecer la esclavitud. El general negro ha sido invitado a las conversaciones a bordo de uno de los buques, donde sería detenido y trasladado a Fort-de-Joux.
Pero antes, fue encontrado muerto “sentado, con la frente inclinada sobre la pared de la chimenea, el 7 de abril de 1803.”
Diallo, de origen senegalés, considera que el levantamiento de esclavos en Santo Domingo hicieron que el sistema dejara de funcionar junto a el despiadado ataque de Bonapart.
“Algunas personas creen que la acción de Napoleón fue motivada por su esposa Josephine, la hija de una familia acomodada, el Tascher de la Pagerie, que poseían plantaciones en Martinica”, añade.
En realidad, fue trasladado por razones económicas: la presión de influyentes colonialistas, entre ellos, los de Burdeos.
La trata de esclavos y la esclavitud no se abolió definitivamente hasta 1848. “Pero el sistema no puedo ser terminado incluso entonces”, afirma Karfa Diallo.
Y Patrick Serres muestra que el punto relativo de cómo, al final del siglo 18, aunque el Estado francés había prohibido la preparación de los buques a tal fin, esta hermosa ciudad de la que estamos hablando continuó con una adaptación para mantener el comercio de esclavos.
El investigador Danielle Petrissans dice: “demuestra cómo la huellas visibles de ese período todavía existen aquí, en los nombres de las calles de nuestro tiempo.”