La crisis política en la colonia francesa empezó por la cúspide de su pirámide social: los grandes blancos. En cambio, los grandes funcionarios permanecían fieles a Francia.
Su acción causó temor y recelo entre los propietarios de esclavos, a la vez que alentó las esperanzas de igualdad de mulatos y negros.
Sus líderes logran escapar a Santo Domingo, pero luego de ser entregados por los españoles, son condenados al suplicio y ejecución pública.
En Francia, horrorizados por las noticias de la colonia, deciden otorgar la ciudadanía a un número muy reducido de mulatos muy ricos, lo que agrava aún más la situación pues no satisface ni a los blancos ni a los mulatos.
El 22 de agosto de 1791 estalla la rebelión en el norte. Dirigidos por Boukman decenas de miles de esclavos se sublevan.
Los principales dirigentes de la rebelión de esclavos pasan a luchar por España.
Las fuerzas francesas son derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por los españoles.
El ejército que estaba a su mando, en el que había soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos atacó a sus antiguos aliados y les arrebató una decena de ciudades.
Louverture consiguió apartar de las negociaciones al último comisario civil Julien Raimond y al último general en jefe Hédouville, llegado en marzo de 1798.
Para deshacerse de Hédouville, L ouverture alertó a los negros del Norte, que el 16 de octubre de 1798 se rebelaron contra el general, que había ordenado el desarme de los negros, lo que obligó a Hédouville a reembarcarse precipitadamente hacia Francia junto a numerosos blancos.
Alexandre Sábes, llamado Pétion, encabeza la defensa, y Jean Jacques Dessalines dirige el asalto. Toussaint derrotó a las tropas de su enemigo tras una sangrienta guerra.
La Constitución es rechazada por Napoleón quién decide enviar una fuerte expedición militar a reconquistar la isla además de restablecer la esclavitud.