Haití es un país muy curioso porque es una tierra de contrastes, debido a que por un lado tenemos a un país que es una maravilla en cuanto a naturaleza se refiere, con grandes paisajes, que son una maravilla para que el turista pueda disfrutar durante su viaje, que suele ser muy apasionante, por uno u otro motivo. Por el contrario nos encontramos con uno de los países más pobre del mundo y eso lo vamos notando a medida que nos adentramos en algunas ciudades, donde sus habitantes tienen muchas limitaciones.
Esta limitación y pobreza se une a la opresión política que siempre ha sufrido sus habitantes, situaciones extremas que no hace que precisamente Haití sea un país triste, sino todo lo contrario, porque sus habitantes suelen estar de muy buen humor, cantando, bailando y demostrando que la vida es alegría. Dan todo un ejemplo de saber tomarse la vida, porque viven en la miseria, pero valoran cada cosa que tienen, cada día que viven y eso es muy importante para que el turista se de cuenta de la suerte que tiene. Es admirable la forma en que se toman la vida.
Por otro lado tenemos el riesgo de robos y demás problemas de seguridad, por lo que siempre es necesario seguir unos consejos que iremos viendo. La sociedad en sí es bastante agradable y sorprende mucho al turista poder ver a unas personas que se conforman con lo que tienen y pueden vivir felices con todo lo que disponen, que en muchas ocasiones no es mucho, porque Haití es uno de los países más pobres de mundo, pero no el menos feliz.